Aquellos que lean este blog (no creo que lleguen a ser muchos), quizá vayan descubriendo que soy maniático, despistado y "friki". Pero no es muy probable que lleguen a captar otra de mis facetas, una que solo se manifiesta mediante la interacción en sociedad: la de abogado del diablo.
He llegado a la conclusión de que la mayoría de la gente, yo incluido, tiende a ver algunas situaciones como demasiado fáciles o casi imposibles. También he descubierto que eso despierta en mi el impulso de oponerme, de llamar la atención sobre los puntos negativos o los positivos, según el caso.
Es decir: acabo ejerciendo de Pepito Grillo. Una vocecilla que llama a la razón e invita a reflexionar, a redescubrir que incluso en esos momentos tan "intensos" la vida no es blanca o negra; que sigue siendo una carta Pantone al completo.
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Empatía, y algo más.
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