Recupera su posición y, sin hacer caso de los movimientos del joven intentando deshacerse del "cuerpo extraño", comienza a cabalgarlo con renovadas ansias. Cuando considera seguro que su rehen no se desinflará otra vez, desliza una mano entre las piernas de este y le retira el consolador, consiguiendo así detenter los espasmódicos empujones que le rompían el ritmo.
(...)
miércoles, 28 de julio de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)